Historia de Vicálvaro | Capítulo VI, El siglo XIX
Es tradicional denominar a los vicalvareños con el seudónimo de «ahumaos» o «ahumados», apodo merecido desde el siglo XIX por dos hipótesis que trataremos de explicar.
La primera y más popular la podemos encuadrar entre los años 1810-1814, y se debió al encuentro fortuito de un pastor con una imagen de la Virgen, mientras realizaba su tarea cotidiana de cuidar su rebaño. Este hecho despertó gran fervor entre los habitantes de los dos pueblos vecinos: Vicálvaro y Vallecas, que, aunque no existieran jurídicamente por esta fecha los términos municipales, se creyeron con derecho a la posesión de la imagen. La disputa la arreglarían mediante un juicio solemne, celebrado en el cerro de Almodóvar.
Siguiendo la versión popular, cuentan que encendieron una gran hoguera en el cerro después de haber apostado ambos bandos que se quedaría la imagen el pueblo que no recibiese el humo. Varios hombres enfundados en grandes capas agitaron éstas para ayudar al viento a impulsar la columna de humo hacia Vicálvaro, lo que hizo que los vicalvareños perdieran la apuesta y ganaran el sobrenombre de «ahumaos».
Actualmente la imagen pasa ciertos períodos de tiempo en la ermita de la Torre y otros en el pueblo de Vallecas, siendo costumbre que en su traslado de un lugar a otro se enciendan hogueras que iluminen su paso.
La segunda versión, quizá un poco más real, es que el sobrenombre se debe a que el duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil, estableció el primer cuartel de Artillería de este Cuerpo en Vicálvaro.
Ya existe una calle en Vicálvaro con este nombre: