Historia de Vicálvaro | Capítulo I, Los orígenes
La Prehistoria es el período más oscuro de la vida de la humanidad. Todo lo que sabemos de esta etapa nos llega a través de la arqueología y los nuevos descubrimientos de ésta llevan a nuevas modificaciones del saber de aquel tiempo. Tradicionalmente, el término «Prehistoria» se ha distinguido del término «Historia», atendiendo a la diferencia que hay entre las fuentes para su estudio: no escritas y escritas, respectivamente. Esta distinción se realiza sólo por motivos funcionales, ya que el hombre lleva existiendo más de un millón de años en distinto grado de evolución y hace su «Historia» desde su aparición, o mejor aún su sola presencia es ya un hecho histórico.
El hombre en este tiempo tan remoto presentaba un aspecto y un grado de evolución bien distintos a los actuales; como idea aproximada imagineinos un hombre de baja estatura, feo y peludo, de brazos largos y cejas salientes, de voluminosa cabeza, pero con menos materia gris que el de hoy. Esta descripción de quien nuestros parientes lejanos, los monos, no tienen nada que envidiar corresponde al primitivo poblador de Madrid, un tipo humano que lleva por nombre el de Pitecántropo. Vivía en tribus y se asentaba a lo largo de las riberas del Manzanares. Aunque hoy nos parezca sorprendente, el antiguo vertedero, durante mucho tiempo, llevó en su cauce abundantes aguas cristalinas que vivificaban los prados y bosques de los alrededores, de donde obtenía su alimento toda la fauna de aquella época, incluidos estos hombres.
Detengámonos un poco para conocer la vida de esta pieza de museo. En primer lugar se ha de tener en cuenta que en general toda la Prehistoria estuvo marcada por el glaciarismo (períodos en los que el clima era muy frío). En la península este glaciarismo nos afectó con hielos perpetuos en las altas cumbres y abundantes lluvias en la meseta y en el Sur. Estos cambios climáticos afectaron al tipo de fauna y a la vida del hombre, ya que en épocas frías éste tenía que disputarse con los osos la propiedad de las cuevas.
Aquellos hombres se alimentaban de todo lo que la naturaleza les brindada: caza, pesca, raíces, frutas...
Durante esta etapa fabricaron herramientas con piedra tallada, percutiendo o presionando una piedra contra otra. A este modo de vida se le denomina Paleolítico.
A esta etapa siguió otra caracterizada por un cambio profundo en el modo de vida conocido con el nombre de Revolución —primera de la historia— Neolítica, en la que la actividad depredadora anterior es sustituida por la productiva, al ser descubiertas la agricultura y la domesticación de animales, fundamentalmente. Las herramientas siguen siendo de piedra pero trabajadas de forma distinta; en vez de tallarse se pulen.
A medida que transcurría el tiempo fueron sustituyendo la piedra —Edad de Piedra— por los metales —Edad de los Metales— en la fabricación de sus herramientas.
Plano general de yacimientos arqueológicos de Madrid (1924-1979)
A lo largo de todo aquel tiempo el hombre fue evolucionando: aumentó su inteligencia y cambió su aspecto físico, haciéndose más semejantes a nosotros.
Visto el cuadro general de la Prehistoria, sigamos con nuestro madrileño, que habíamos dejado a orillas del Manzanares. De este asentamiento original, algunos emigraron hacia el interior de la provincia, instalándose generalmente cerca de los arroyos. Esto ocurrió en la Edad de los Metales, cuando los iberos, representantes de una cultura autóctona, emparentaron con los visitantes celtas, dando lugar a la cultura celtibérica.
En el caso concreto de Vicálvaro, y a la vista del mapa, observamos que se han encontrado restos de herramientas de trabajo del Paleolítico en el área del triángulo formado por la antigua fábrica de ladrillos, el apeadero y el cerro Almodóvar. Aunque no existen huellas de su poblamiento es muy probable que esta zona estuviera habitada, a juzgar por la existencia de agua; prueba de ello son los arroyos que hoy conocemos y la abundancia de agua subterránea que Vicálvaro tiene en la actualidad, vestigios de una red de agua importante, imprescindible para la vida.
Es necesario resaltar la importancia de la existencia y la proximidad del agua en una época en la que no se tenía posibilidad de almacenarla hasta que no apareció la cerámica en el Neolítico, de ahí que el hombre del Paleolítico tuviera que establecerse en las riberas de los ríos o arroyos.
Entre las herramientas encontradas hay hachas, lascas, núcleos, puntas, raederas... En algunos núcleos se han observado resquebrajaduras producidas por el fuego. En cuanto a la técnica, es bifacial, es decir, la piedra está trabajada por las dos caras. Generalmente, los materiales son sílex y pedernal. Haciendo un estudio de los estratos del suelo en los que se han encontrado, y atendiendo a la técnica, los investigadores aseguran que corresponden al musteriense, cultura desarrollada en el Paleolítico Medio. Incluso han aparecido herramientas de una etapa anterior correspondiente al achelense, cultura del Paleolítico Inferior.
A pesar de que no se han hallado restos humanos. todo este material justifica la existencia de asentamientos muy antiguos.
Prosiguiendo la observación del mapa se comprueba que no hay vestigios del Neolítico, lo que puede explicarse atendiendo a dos hipótesis: los hombres emigran a otros lugares o se extinguen debido a alguna de las glaciaciones ocurridas en aquel tiempo.
Por último se han encontrado restos de herramientas en la Edad de Bronce en el cerro Almodóvar y de la Edad de Hierro en las actuales canteras de sepiolita.
La conclusión que puede extraerse de todo lo visto es que los asentamientos humanos en Vicálvaro se remontan a un pasado muy lejano.