Historia de Vicálvaro | Prólogo
Uno de los lugares más antiguos del viejo alfoz de Madrid es Vicálvaro, localidad que se mantuvo a través de los siglos con evidente personalidad propia y que posee riquezas arqueológicas, históricas y acopio de tradiciones bastantes para que se justifique plenamente un libro sobre este lugar.
Hemos dicho repetidas veces que los diferentes pueblos que han ido integrando Madrid necesitan conservar sus tradiciones, lo que de su fisonomía quede y la propia satisfacción, por parte de sus vecinos, de pertenecer a un lugar antiguo y diferenciado. Así se va trazando, poco a poco, el singular mapa de la integración y del modo de integración de lo que es el Madrid actual.
Este modo de integración es claramente la espontaneidad, por la propia atracción de la Villa. Fundamentalmente por ser Villa y Corte, los vecinos de los pueblos comarcales acudían a Madrid a vender una u otra cosa o a comprar algunos enseres imprescindibles, con lo que fueronse lentamente considerándose, a la par que miembros de su propia comunidad, lugareños de un lugar mayor o, prácticamente, también, villanos de la Villa de Madrid.
Aunque es muy cierto que el «Madrid castillo famoso» desapareció tan pronto que no hubo lugar a que se mantuviera viva la expresión «villanía», no es menos cierto que, en torno a la Corte, los pueblos comarcanos de una manera u otra, considerábanse también cortesanos. Con Vicálvaro no se dio la excepción, sobre todo desde que mostró su condición de pueblo libre e independiente en un pleito famoso, en tiempos del siglo XVII, en que un cortesano ambicioso buscó, como era costumbre entonces, el tener «señorío» sobre una población cercana y vecina a Madrid. Vicálvaro mostró entonces que tenía clara conciencia de ser —como lo eran la Villa, los lugares anejos a la Villa y en general la mayor parte del alfoz— pueblo propio con régimen propio y fisonomía propias.
Nada podrá satisfacer más a los amantes de Madrid y de su historia que este libro en el que se recoge con erudición y brillantez la de uno de los lugares que tienen mayor perfil y más nítido, entre los muchos pueblos que han ido componiendo lo que es hoy la comunidad madrileña actual.
Enrique Tierno Galván,
Diciembre, 1984.
Recobrar la historia de un pueblo o un barrio es un acto de sensatez. Es un mirar atrás para aprender del pasado y replantearse el futuro, para no cometer pasadas equivocaciones.
Pero es más importante cuando esta historia es recogida por los propios vecinos como un colectivo de investigación histórica. Esto es una señal de preocupación por el conocimiento y por el conocimiento de lo que tenemos más cerca: nuestro barrio. Y es un paso decisivo y fundamental, porque sólo se ama y se defiende aquello que conocemos. Por eso es importante recuperar aquello que hicieron los anteriores habitantes de Vicálvaro, porque alguno de ellos pensaría en nosotros. Nosotros, los que entonces éramos los futuros «vicalvareños». Y pensaría que mejor un parque que no un edificio, para que nosotros y nuestros hijos podamos pasear. Recogemos el pasado para vivir el presente con una mayor conciencia del terreno que pisamos, con un mayor amor a aquello que nos rodea, nos sostiene y forma parte de nuestra identidad.
Por ello creo que debemos felicitarnos todos los que de algun modo tenemos algo que ver con Vicálvaro. Y felicitar, en especial, a aquellas personas que de una forma u otra han colaborado en hacer de esta historia una realidad. Un libro en el que todos los habitantes de Vicálvaro, y en especial los jovenes estudiantes, se verán reflejados y proyectados.
Concepción Aparicio Cuevas,
Concejala Presidenta de la J. M. del Distrito de Moratalaz-Vicálvaro.