Historia de Vicálvaro | Capítulo III, El siglo XVI
El pueblo era una aldea --ni ciudad, ni villa-- sujeta a la noble Villa de Madrid (a una legua y cuarto), en el reino de Toledo y gobernada bajo el amparo y corona del rey Felipe, de realengo. Los pleitos y causas pasaban mediante los alcaldes de corte, corregidores y tenientes a la Villa de Madrid, apelándose a la Chancillería de la Villa de Valladolid (a treinta y dos leguas de la aldea).
Eclesiásticamente dependía del arciprestazgo de Madrid y del arzobispado de Toledo (a doce leguas poco más o menos).
La justicia, entonces, corría a cargo de dos alcaldes ordinarios, dos corregidores y dos alcaldes de la Santa Hermandad, autoridades que —como el escribano real— carecían de aprovechamiento y salario, y eran elegidos por el pueblo directamente, confirmándolos el corregidor, que residía en la Villa de Madrid.
En cuanto a la justicia eclesiástica, como todo lo relacionado con la Inquisición, dependía del Arzobispo, cuya sede estaba en la ciudad de Toledo.